martes, febrero 21, 2006

Voy y Vuelvo, Tercera Parte


Estas vacaciones han sido moviditas. Y me gusta. La plata que gané trabajando noviembre y diciembre está casi toda invertida en mi itinerancia estival. Y como no hay primera sin segunda, ni segunda sin tercera, me voy de nuevo. Esta vez no voy fuera de las fronteras nacionales. Sólo regionales. Me voy al Lago Lanalhue con mis amigas de la vida.
No es por sacarles pica ni nada, pero aquí está la casita de la Luli, donde vamos por unos días.
Allá voy a rematar estas lindas vacaciones que he tenido.
Adiós matinales festivaleros (a la casa llega con suerte un sólo canal y me voy justo antes de que empieze el show), adiós celulares (no llega señal a la casa), adiós recital de U2 (vivo a cinco cuadras del nacional, ese dia será una locura), adiós campañas de uniformes escolares, etc.
No es que quiera abusar tampoco, pero me cuidan mi Camafeo que se queda medio solito de nuevo.
Nos vemos.

miércoles, febrero 15, 2006

Día de PicNic

Tomando como excusa el denominado Día de San Valentín, 14 de febrero, repleto de corazones y globos metálicos de la misma forma, hoy con el Pancho, (para quienes todavía no lo saben, mi novio), hicimos un PicNic al aire libre. El lugar elegido fue el jardín japonés del Parque Metropolitano, más conocido como Cerro San Cristóbal. Es mejor entrar por P. de Valdivia Norte (se aprovechan de envidiar las casas lindas de esas cuadras), y subiendo unos metros (que, hay que admitirlo, nos dejaron exahustos :P), llegamos al jardín. Igual estaba un poco a mal venir, un poco seco para el gusto de ambos. Tiramos nuestro chal, descansamos, disfrutamos de las cosas ricas que nosotros mismos preparamos, tomamos aire, miramos la linda vista, caminamos de la mano. Conversamos mucho. Como lo hacemos siempre.
En la vuelta hablamos algo bien hippie y que suena medio cliché... Conversamos sobre cómo este PicNic, preparado con todo nuestro amor y nuestra voluntad, seguramente sería recordado por ambos, por mucho tiempo... quizás mucho más que cualquier regalo de mall. La promoción del cine Hoyts (peli, pop corn, bebida para dos por $5.000), igual nos tentó. Pero de sólo imaginar el tumulto, nos sentimos felices de andar caminando solos.
Para disfrutar las cosas, como el amor de una pareja por ejemplo, se requieren dos cosas: voluntad y un poquito (ni siquiera mucho, porque vimos un par de parejas que tb se fue de picnic como nosotros) de creatividad. Les comparto dos de las lindas fotos que nos sacamos.

jueves, febrero 09, 2006

N I Ñ O S : La Paradoja del Adultocentrismo


Yo no tengo hijos. Espero no tenerlos en hartos años más. No es que sea una mujer super ultra moderna que no se involucre en la maternidad o tenga un odio patológico contra las personitas pequeñas. Para nada, es sólo que no me considero en absoluto preparada (bueno, igual como que nunca se está preparado para ser madre y padre), principalmente por algo que les relato a continuación.
A un paso de haber dejado de ser niña, aprendí en el primer año de universidad, cómo se ha hecho y escrito la historia occidental desde perspectivas absolutas. La predominancia del blanco sobre el no-blanco, es decir el blancocentrismo; la preferencia del hombre por sobre la mujer, el androcentrismo; la preferencia de Apolo por sobre el dios Baco, lo que podría ser el apolíneocentrismo, es decir la predominancia de lo serio, lo recatado lo sobrio, por encima de lo risible, lo colorinche, lo carnavalesco. Y bueno, obviamente la predominancia de occidentalismo como paradigma epistemológico, por sobre el oriental, considerado metafísico. Por último está la predominancia del adulto, por sobre el(la) niño(a), el denominado adultocentrismo O sea... si eres hombre, blanco, occidental, apolíneo y adulto, todo bien. Pero ay de ti si te tocó ser mujer, con piel media oscura, étnica u oriental, buena pa' la fiesta y la risa y más encima menor de edad. Todo mal.
Bueno... resulta que curiosamente esta taxonomía la aprendí en la universidad, que critica toda esta suerte de histórica discriminación. Digo curiosamente primero porque la universidad no está disponible para los niños, y en mucho casos del mundo, tampoco para no-blancos e incluso para mujeres. Y en segundo lugar porque la gran mayoría de las carreras, sobre todo en esas que te enseñan a pensar, (como si hacerlo te diera una especie de lugar levítico por sobre el resto del mundo), vas adquiriendo pequeñas manías que van justo en contra de eso que tanto se critica. No es difícil escuchar en los pasillos de algún seminario "Y este niñito insolente que se cree" o "Cuándo va a madurar, comportarse, vestirse como se debe"
Tomo el caso del adultocentrismo... excepto que estudies pedagogía básica, párvulos, ed. diferencial o alguna carrera que culmine en la práctica con niños (aunque en muchos casos ni eso las salva), los niños van poco a poco a transformándose en un margen cada vez más ajeno. A lo más aparecen como víctimas de guerras, avances neoliberales despiadados y otras aberraciones de la especie. Pero eso sigue siendo una posición cómoda.
Yo hago este post de crítica al adultocentrismo como forma de expiar mis culpas; esto es claramente un mea culpa, porque me he sorprendido en ideas tan fascistoides como querer que realizen vuelos o viajes en bus, o que construyan departamentos exclusivamente para familias con niños. Qué vergüenza de verdad. Es más... en el mismo momento que escribo este post, mis vecinos juegan gritando, porque tuve la mala suerte que su club estuviera justo al lado de mi casa. Es como la canción de Serrat "Niño, deja ya de joder con la pelota... que eso no se hace, que eso no se dice, que eso no se toca...".
Yo cuando chica jugué hasta decir basta en el pasaje sin salida donde vivía. Grité hasta tarde en la noche, me di mil porrazos en la bicicleta, siempre fui de vacaciones en bus con mi mamá, desde los cero años, hasta por lo menos los diez. Y debí haber hinchado mucho, muchísimo sin duda a mis vecinos, a los huéspedes de hoteles, a los pasajeros de los bueses. Pero eso a mí se me olvidó. Y voy con mi ceño fruncido a retar a mis vecinos cada vez que sus tortas de barro quedan esparcidas en mi jardín, o a llamar la atención de los padres del niño que no me deja dormir en el bus. Me declaro absolutamente culpable de mi adultocentrismo. Porque el occidentalismo, apolíneocentrismo, el androcentrismo los siento lejanos, y por último cuando me sorprendo mirando feo a un morenito cumbianchero, termino bailando con él igual. Pero lo del adultocentrismo sigue siendo tema para mí. Para mí los niños siguen siendo postales de víctimas, siguen siendo una especie de linda mascota para mirar por un rato. Shidi a los 23 es casi una vieja de mierda. No he podido meterme en su mundo. En pensar en serio cómo sería una historiografía escrita por ellos. En acordarme, en serio, lo poco que me importaba cuando chica que me hicieran callar mis vecinos, o lo poco que me duraba el reto de mi mamá por salir a andar en bicicleta con el vestido nuevo.
La tarea, paradójicamente una vez más, no es menor.

miércoles, febrero 08, 2006

De Güelta

Volví de mi corta estadía en Buenos Aires. Las razones: me compré un par de libros medios caros, regalos para el viudo de verano, mis compañeras de viaje debían seguir rumbo al norte y me di por satisfecha con una semana de recorrer la ciudad, a modo de primer acercamiento (la gracia de ir a Buenos Aires es que es más probable decir que se va a volver).
El transporte es muy barato (como $150 chilenos), las pizzas (para desgracia de mi bikini) también muy baratas (una para dos personas, incluso para tres, $1.000). El tránsito una locura; no existen disco pare ni tampoco ceda el paso. El peatón jamás tiene la razón; ténganlo en cuenta si van por estos días.
Tengan en cuenta también que si viajan en bus, traten de hacerlo en líneas chilenas, aunque salga un poco más caro, son mejores. Y por último, sin van sin pasaporte ¡no pierdan el papel de la aduana! A mí nadie me lo dijo, y pasé harto susto.
En la foto de arriba estamos las tres viajantes en el ultra turístico barrio de la Boca: Estrelicia, Rocío y yo. Ellas dos siguieron rumbo a Uruguay y Brasil. Yo tenía que volver a ver a mi Camafeo, a mi casa, y descansar para hacer la última salida al sur de Chile. Descubrí dos excelentes compañeras de viaje. Además de redescubrir mi amistad con Estrelicia, y reencontrarme con Rocío, una simpatiquísima pequeña que no veía hace años.
No doy más datos de Buenos Aires, porque muuuucha gente ha ido ya. Sólo decir que siempre es recomendable salir de la frontera, cambiar el aire, escuchar otro acento como dije antes. Ver que el mundo no es esta pequeña caja. En estos tiempos, es casi una necesidad.

miércoles, febrero 01, 2006

Voy y Vuelvo


Con Estrelicia nos vamos allende Los Andes. A ver otra ciudad y escuchar otro acento. Vuelvo pronto, todo depende de cuánto me duren los escasos cien dólares que llevo para vivir, comer y dormir. Pórtense bien y cuídenme a Camafeo que queda de viudo de verano.