jueves, octubre 09, 2008

Qué Lindo es Valdivia


Ya lo dije el año pasado: al Festival de Cine de Valdivia, hay que ir al menos una vez en la vida.
Bueno, su servidora, al declararse una gozadora de la vida, fue por segunda vez este año.
Y me gustó, y lo disfruté, y reí, bailé, lloré, conversé, hice nuevos amiguitos, igualito que el año pasado. Lamentablemente no pude quedarme hasta el final, pero al menos pude ir unos días a ver películas y visitar la maravillosa ciudad.
No sé por qué, pero tengo la sensación que este año la programación estuvo harto mejor que el año pasado. No sólo por la parrilla de películas, sino por la organización de las mismas, los temas de las mesas y foros, y la organización horaria, muy bien pensada para el cinéfilo que anda de lado a lado paseándose para alcanzar a ver todo (algo imposible, hay que aceptarlo).
Como no puedo comentar todas las pelis que vi, puedo hablar sobre dos que particularmente me quedaron en la retina: "Alicia en el País" (Chile) y "Don't Get me Wrong" (Rumania).
La primera es una película, que en rigor no es un documental (si nos ponemos puristas), pero tiene muchos elementos que difieren de la ficción también. Si me preguntan de qué se trata, el asunto es simple: Es la historia de una niña, Alicia, que cruza la frontera norte de nuestro país (desde Bolivia, hasta Chile). El tema no está en la historia, sino en el tratamiento de la película. Es decir, los planos, los colores, la fotografía, la banda sonora y todo el lenguaje audiovisual que su realizador (Esteban Larraín) pone en frente de nuestros ojos, para relatar la silenciosa travesía de Alicia.
Después de la película, nos fuimos discutiendo a La Última Frontera (emblemático bar Valdiviano), y seguimos la discusión en la mesa. Algo parecido a lo que fue la discusión de "Lo Bueno de Llorar" de Bize, el año pasado en el mismo lugar. La discusión iba desde lo ético-político de poner a una niña a contar una historia "sólo hecha para conmover", pasando por lo bien o mal filmada que estaba, hasta que algunas partes de su música o que algún texto estaba de más. En fin, ese destripamiento de películas que se hace habitual entre los cinéfilos, al ver una obra.
Yo, como siempre digo, prefiero que cada uno la vea y se haga su opinión. A mí me gustó y la recomendaría a los que NO tienen alergia de un cine pausado y observacional.
La otra película, es un documental llamado "Don't Get Me Grown", de la rumana Adina Pintilie, participante de la selección oficial del festival. Éste trata de un hospital siquiátrico rumano, con cinco personajes que dan vida a un relato humano, bello, tranquilo y emotivo, mediante un relato paralelo, que sólo tiene como voces la conversación de un par de pacientes. Para mí fue un agrado verlo, algo parecido a esa sensación de totalidad que me generó "Etre et Avoir" de Nicolas Philibert cuando vi su documental. Totalidad porque es limpio, es bello, es, a pesar de las fuertes imágenes que posee, respetuoso de la dignidad de las personas.
Es de esas cosas lindas que uno se pilla en los festivales de cine.
Si no voy el otro año a este festival, ya imprescindible, espero que sólo sea porque estoy al otro lado del Atlántico. Si Ud. aún no ha ido, entonces comience a hacer lo planes para el próximo año.

1 comentario:

L Mery dijo...

me da curiosidad la rumana.. es que solo he visto 1 de ese pais (4meses, 3 semanas, 2 dias) y era fuerte sin ser macabra, era de una pobreza que no atormentaba la vista, no se como explicar... de esas que te remecen por el puro tema... en fin, es un poco temprano para el bla bla, mejor voy por mi cafe. Un abrazo,
L.