Soy la nieve.
Nunca pensé ser la nieve,
porque verdaderamente, no lo soy.
No por fría, ni por tan blanca.
Más bien por biombo sonoro.
Por esperanza de cambio
Por pausa en el camino
Por aprendizaje de lo desconocido
Por pérdida al miedo del frío
De la misma pérdida
Por el brote que se esconde
Tras la escarcha sin nombre.