martes, mayo 30, 2006

La Hora Extracurricular

Ayer, como todos los lunes teníamos clases de cámara. Pero el profe no llegó, situación que, a diferencia de etapas escolares, y de pregrado universitario, no es mucho motivo de fiesta, porque la mayoría del curso trabaja y para nadie es mucha gracia pagar un postgrado bien caro, llegar cansado a las siete de la tarde a clases, y que el profe no llegue. Ni un brillo la verdad... Pero bueno... al mal tiempo buena cara, y decidimos ir a las siempre bien ponderadas "Lanzas" en la Plaza Ñuñoa. Estuvo tan bueno y chistoso todo. No tenemos mucho tiempo para conversar en el postgrado... es como "hola, vengo a clases, cómo has estado, hiciste el trabajo, chao que llegues bien", entonces es en estas instancias donde podemos conversar más, contarnos un poco las vidas, armar los millones de proyectos que tenemos en la cabeza, organizar nuevas juntas, etc, etc, etc. Un agrado la verdad. La hora extracurricular es tan importante como la curricular. No sé si debería existir como ramo, porque es el no-deber lo que la vuelve entretenida. Es en estas instancias donde sale lo que siempre me ha gustado a mí de las relaciones humanas: la voluntad. Cada uno llamó a sus casas, a sus novias, al novio, sus mujeres, para avisar que llegarían un poco más tarde. Y a pura voluntad y buena onda pasamos un excelente rato. Villegas diría que andamos perdiendo el tiempo, que deberíamos estar leyendo a Confucio y Aristóteles, en lugar de estar tomando cerveza. Para mí es un garrafal error... Puedes hablar de Platón, tus proyectos, tu familia, Freud y Tarantino y mil cosas más conversando amenamente. Te pueden recomendar las mejores pelis y los mejores discos que vas a ver y escuchar en tu vida.
Ya que todo Chile anda movilizado, partiendo por los secundarios, (alguien tenía que prender la mecha del escándalo educacional en Chile, se pedía a gritos), ojalá que en esas horas "muertas" de movilización en que los decimonónicos y positivistas dirían que no se construye nada, se construya mucho. A base de buena conversación e intercambio de ideas. Con pura voluntad; esa que hace que las cosas espontáneas sean las que más recordemos, y sean las que más nos aporten a nuestra vida y nuestras relaciones con el mundo.
Es mi reflexión mafaldística de hoy.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

me recuerda la hora de la oncecita en el kiosko d elatia de historia se acuerda amiga..jaja las mesas aun siguen alli peor la disposicion d ela gente a lo largo de 5 años fue distinta,,,

hagamos un ejercicio:

con kien se sentaba en primer año en las mesitas d ela tia ..

con kien se sento al finald e su carrera en las mesitas?

con kien te sientas ahora?



te kieor shida ... mi nostalagia esta rebozante va a ser un año y mi corazon esta pleno total de snetir agradecer extrañar y kerer... ya era hora no?

camafeo dijo...

Claro, en esas instancias informales es donde se aprenden esas cosas que recuerdas toda la vida. Totalmente de acuerdo. Los cafecitos entre clases son lo mejor, y esas cervecitas siempre vienen bien.
Hay tanta belleza dando vueltas. Y tantos que se impiden mirarla.

Tu Pancho.

Daniel. Te invito a visitar http://eldeportero.wordpress.com dijo...

En las conversaciones con cervezas o un buen café se puede arreglar el mundo, encontrar soluciones para todo, es el mejor momento. Saludos