domingo, diciembre 04, 2011

Recuento

Varias veces he llorado de emoción. Películas, libros, escenas en la calle.
Pero creo que este año lo recordaré como el de las lágrimas de emoción por asuntos profundamente personales, por logros largamente esperados, por esperas premiadas, por la felicidad profunda del trabajo bien realizado.
La publicación de dos libros, el éxito de emprender este viaje en un contexto sin igual. Y ahora. El momento en que me siento a escribir un domingo, pensando ya no sólo en que un profesor mirará el texto para evaluarlo después. Es un texto que lleva uñas, sangre, piel y saliva. Cuerpo, historia, y el ansia furtiva de conectar océanos.
Qué lindo es hacer lo que uno ama por la máquina.

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