sábado, noviembre 04, 2017

Buika en Santiago de Chile

Conocí a Buika hace unos diez años gracias a la canción “Jodida pero contenta”   (Buika Collection, 2009) que posteó una amiga, entonces estudiante de Flamenco, en alguna red social.  Creo que escuché esa canción unas mil veces.  Por esos mismos años, cuando vivía en París, realizó un concierto en la capital.  Lamentablemente, sin saber de esto, había comprado ya una entrada para ver a Jack Johnson, lo que ya era demasiado para un presupuesto estudiantil como el mío.  Mi amiga mexicana que asistió a ese concierto, volvió extasiada, diciendo que había sido una experiencia inolvidable.  Desde entonces y, en realidad, desde que la escuché por primera vez, que quería verla en vivo.
Todo este largo preámbulo es para decir que el concierto que realizó anoche esta artista valió completamente la pena la espera.  Con un remodelado y completo Teatro Oriente, Buika se presentó con su banda de cuatro músicos (trombón/piano, guitarra, bajo y cajón), llenando el escenario con su voz, su desplante, el talento de la banda, sus historias y el humor que la caracteriza.  Las dos horas de concierto, al calor de las palmas, los coreos y las improvisaciones, se convirtieron en una experiencia magnífica y en la negación del público a dejar que se fuera, (esto a pesar de las manifiestas ganas su maestro de cajón por retirarse). 

El paso de Buika por Santiago reafirma lo que ella misma, entre risa y canto, expresó con claridad: no importa tu origen geográfico, ni el idioma que hables, ni la religión que te albergue. Los sentimientos humanos son compartidos a lo largo y ancho del planeta, y en eso la música, es una clave universal.  Tanto mejor aún si se realiza con esta honestidad, calidad y talento.  

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