viernes, enero 26, 2007

Santiago sólo dormía



09:40 de la mañana, pensábamos que no habría tanta gente. Ilusión. Hasta tías con jardín infantil incluido iban a la fiesta en las afueras del Mercado Central de Santiago de Chile. Una hora después, la muñeca gigante se despierta.
Miles, (pero de verdad miles de miles) de personas gritaban ante el impacto de sus siete metros. Las caras de los niños eran impagables. La espera había valido la pena. Unos cuantos japoneses fotografiándolo todo.
Entonces uno se da cuenta que Santiago sólo está dormido.
Que sólo necesita un poco de fiesta para despertar.
Que la ciudad rápidamente se hizo cómplice de las noticias que contaban los destrozos del rinoceronte asustado.
Como hablábamos con Javier, en estas cosas uno se da cuenta que Santiago necesita un carnaval. Claro. El mismo Carnaval que nos prohibieron entradita la Colonia, y que terminó de censurarse en la República.

Lo tenemos casi todo; pero nos falta un Carnaval.

5 comentarios:

Gonzalo Villar Bordones dijo...

una muñeca inscrita en la epifanía femenina de este siglo, de esta tierra.

Interpretando para Transformar dijo...

quién iba a creer algo así hace cinco años atrás???

Lo que más me gusta de la muñeca son sus armas para derrotar al rinoceronte: tolerancia y ternura.

Vive le difference!

Luis.

camafeo dijo...

La gracia está en que los rinocerontes somos nosotros mismos. Los que alegamos por todo, que somos a veces capaces de andar quemando micros porque sí.
Ojalá además de despertar comencemos a pensar y sentir.

Besos

Tu cucho

Jorge Saavedra dijo...

¡Qué hermoso!

enemigo de la especie... dijo...

se necesita un carnabal urgente!!!