domingo, marzo 16, 2008

Jane Alada


Anoche fuimos a ver a Jane Birkin, en medio de toda la francofonía que está copando la agenda por estos días. Pero más que hablar del concierto (que como era de esperarse tuvo una buena banda, la voz suave y amable de la diva, y un show emocionante, a pesar que se demoró demasiado en comenzar), me interesa Birkin y lo que ella simboliza.
Y no me refiero solamente a que ella sea un "symbol" de la música francesa, inglesa o mundial. Puede que suene medio naif mi comentario, pero si esta mujer a los veinte años se desnudó frontalmente en la clásica Blow Up, provocando escozor en las personas bien de la década de los sesenta, y luego, un par de añitos después, graba una canción con el veinte años mayor Serge Gainsbourg, como la mega conocida Je T’aime Moi Non Plus, clásica por sus gemidos, y se casa y tiene hijos, y se separa, y se pasea con vestidos transparentes, importándole bien poco todo, verla anoche a sus 63 años no puede ser más que la confirmación de que quien nace chicharra, muere cantando.

Ella, como caminando arriba de las nubes (quiero lo que ella tomó!), en la segunda canción se bajó del escenario. Algo sorpresivo, pero al fin ni tanto, porque ya es sabido que no se trata de cualquier persona. Y quienes estábamos en platea alta, intentábamos asomarnos para ver su pálido rostro tan cerca de la gente. En medio de eso tiré una broma diciendo que esta gringa loca en cualquier momento sube a cantar a la platea. Dicho y hecho: ahí figuraba seguida por un enceguecedor foco en sus ojos transaparentes, saludando, dando la mano, cantando emocionada, sentada en el balcón mientras todos temíamos que en cualquier momento sacaba las alas de alguna parte y se ponía a volar.

Entretanto, mientras miraba asombrada el espectáculo que ocurría a medio metro de mi asiento, no pude más que confirmar que la vida es de quienes la gozan, de quienes rompen hasta sus propios esquemas, de quienes siguen lo que más aman, de quienes se equivocan y andan flotando igual de felices. Algo que se reafirmó aún más cuando habló con tanto aprecio de Gainsbourg.

Lo más seguro es que yo no llegue a los sesenta y tantos como Jane. Tampoco tengo su fenotipo privilegiadísimo. Tampoco causé polémica con un desnudo frontal a los veinte (no tan masivamente al menos, já), ni grabé mis gemidos en un hit mundial… pero quiero esa felicidad alada para mi vida. Bailando, grabando, editando o escribiendo. Flotando.

Además de un lindo concierto anoche, Birkin no tiene idea lo que me recordó… todos nacimos chicharra… y nuestra tarea es morir cantando.

3 comentarios:

Nati dijo...

ay y yo que siento que cada vez me acerco mas a lo que es una "persona bien".

Shidi ! dijo...

compañera, no se confunda...
una cosa es ser una buena persona, y otra cosa considerarse "gente bien"!

Nati dijo...

na...me referia a otra cosa.