miércoles, junio 03, 2009

Buenos Modales


Es bien raro esto de la buena educación.

Hay veces que me han encontrado de los más dije que hay. Una señorita, educada, de buenos modales.

Otras veces, no. Me han mirado feo, y me han hecho saber (creo que casi nunca directamente, algo muy chileno por cierto), que soy una maleducada, descortés o incluso impertinente, rayando en la insensatez.

Intento, la gran mayoría de las veces, aplicar el "donde fueres, haz lo que vieres", o en su defecto, guardar silencio. En último caso, si estoy muy incómoda en un lugar, tomo mis cuatro pilchas y de manera muy tranquila emprendo la retirada. Porque qué es eso de estar donde uno no se siente bien. Es como reclamar que en la tele dan pura basura y verse el SQP completo. No. No gracias.

Pero hay algo que me cuesta. De sobremanera. Una tarea cuesta arriba que se convierte en una lucha interna entre la buena educación y la sinceridad destartalada de esta humilde pluma.

Me cuesta establecer cualquier tipo de conversación con alguien que no me cae bien. Y es difícil ponerse a definir por qué alguien puede o no caerte bien. No tiene que ver con si son o no buenas personas. Es un asunto tan lleno de matices que van desde cómo alguien habla, hasta los valores más profundos que profesa. Hay cosas que no son no más, y me cuesta entender a la gente que insiste en sobreponer unos supuestos "buenos" códigos de conducta, antes de la sinceridad; educada y cortés, claro. Pero sinceridad al fin.

Hace algunos años una amiga tenía un pololo que para mí me resultaba insoportable. Realmente cualquier reunión en la que ella apareciera con este tipo, resultaba ser para mí, un partido de noventa minutos corrido de lado a lado. Tal vez no debía tensarme tanto con la situación; eso puedo verlo ahora. Pero en el momento me resultaba imposible sentirme a gusto con este tipo que no sólo encontraba fome, aburrido, latero, machista y hasta un poco falso, sino que además se esmeraba una y otra vez por caerme bien. Yo no sé si no le di suficientes señales que me era difícil establecer cualquier tipo de vínculo con él, (cosa que dudo, porque suelo ser demasiado expresiva a veces), o definitivamente no hablábamos el mismo idioma.

Un día esta amiga me dijo que por qué yo era tan distante con su novio. La respuesta era obvia para las dos. Pero ella insistió en la amabilidad y preocupación que él tenía siempre conmigo. Tal vez era eso mismo, le dije. Tal vez tanta insistencia, tanto gusto por ser bien educado, formal y cortés, como dice la canción, termina derivando en que a una, por más esfuerzo que se haga, la buena educación se le disuelva como por arte de magia.

1 comentario:

Daniel. Te invito a visitar http://eldeportero.wordpress.com dijo...

Yo trato de tener buena educación, no por nada me la inculcaron en mi casa. Pero existe alguna gente que o no tengo conexión con ella o sencillamente me sacan de mis casillas. Es entonces que se me olvidan las buenas costumbres y llego y tiro las cosas, con un car¿e rajismo impresionante.
Saludos

PD: Invito a los lectores del blog a leer El Kiosco Bloggero (http://elkioscobloggero.blogspot.com) y El Deportero Chile (http://eldeporterochile.blogspot.com)