miércoles, marzo 09, 2011

De Luto


Hace sólo unos momentos me enteré de la muerte de Carlos Böker. Un infarto sorpresivo se llevó de este mundo a un ser increíble. Un señor de las comunicaciones, y una biblioteca de conocimientos de muchas áreas; entre ellas, el cine. Razón por la que la vida me llevó a conocerlo y a tomar té en su casa mágica y maravillosa en la quinta región. Bien podrán decirlo sus alumnos, colegas y cualquier persona que haya compartido con él: era una persona fuera de serie.
Contactando amigos para informarles de la triste noticia, caí en la cuenta que, debido a mi oficio y afinidades, tengo que recordar que grandes amigos, maestros y personas que quiero mucho, me sobrepasan en bastantes años. Y estamos claros que yo un día me iré de este mundo , más temprano que tarde, pero el curso medianamente normal de los acontecimientos, dice que ellos partirán antes que yo. Y me cuesta. No quiero ni pensarlo. Porque los viejos (en el modo más cariñoso del término) que tengo en mi corazón, son viejos y viejas increíbles. Generosos con sus conocimientos, sus andanzas, sus historias de vida, de dolor, de lucha; personas sencillas a quienes les sigue brillando el rostro cuando recuerdan su juventud y siguen haciendo su oficio como si fuera el último día de sus vidas. Con la pasión y serenidad de un maestro.
Tengo mucha pena por la partida de Böker. También la tuve por la de Gustavo Becerra. Dos señores que no alcanzaron a ver publicado, un humilde trabajo que esta jovenzuela realizó junto a su profesora de cine, y que intenta hacerle honor a una generación llena de sueños e ideales, que se jugó el todo por el todo, y que a veces recuerdan sonriendo por la inocencia y pureza de su fuerza de entonces.
Cuando Gonzalo Millán se fue, hice este post.
Ahora tengo la misma sensación. Una tristeza grande por la pérdida de alguien especial, pero la felicidad y el agradecimiento de haberme topado un par de veces con él, para oir sus historias, conocer su lugar; recibir la mejor de las caras que tenemos como seres humanos: la bondad, la experiencia y la generosidad de quien viene de vuelta.
Un salud por Böker entonces.

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