sábado, mayo 07, 2011

El Secreto de Sus Ojos


Sé que este comentario llega con dos años de retraso... Pero, ya saben, más vale tarde que nunca.
El Secreto de Sus Ojos, es una película del argentino J.J. Campanella, basada en la novela La Pregunta de sus Ojos de Eduardo Sacheri, ganadora del Oscar a mejor película extranjera el año 2009, entre otros muchos premios.
Cuando estrenaron esta película, vivía en Paris y no tuve la posibilidad de verla en salas. Quedó pendiente en la agenda, como los miles de libros que tengo que leer y cientos de películas que tengo por ver...
Gracias a la maravilla que nos regala cuevana.tv a los amantes del cine y las series, acabo de terminar de verla.
Lo primero que puedo decir, es que apenas parte la película dije "NO ! otra vez otra película argentina con esos textos en off, descriptivos de intimidades que hacen bostezar". Esos pensamientos relatados que están bien para películas sub 12, pero que a estas alturas del partido, resultan insultantes.
Entonces vino la suave sorpresa, la graciosa invitación a dejarse llevar igual. Por la curiosidad. Por la historia. Por las palabras y las actuaciones que, de pura desconfianza, te hacen seguir viéndola.
No soy realizadora profesional, ni experta erudita en séptimo arte, pero algo aprendí cuando estudié cine, y algo he ido aprendiendo en el ejercicio del oficio. Uno va sabiendo las mañas de los directores, de los guionistas, de los actores para contar la historia de determinada forma. Son millones de detalles imposibles de desmenuzar en un post, porque tienen que ver con nuestra esencia de seres humanos, de cómo una mirada, un color o un sonido nos producen tal o cual efecto sensorial (la mayoría de las veces de manera inconsciente). Esta es justamente la maravilla apasionante del cine.
El Secreto de sus Ojos como buena película, está llena de trucos y clichés del mundo cinematográfico (bueno, Darín es casi ya un cliché del cine trasandino). También tiene los infaltables güiños a otras realizaciones (la mirada del principio me trasladó inevitablemente a Los Amantes del Círculo Polar), y a maneras de hacer que el espectador entre en un estado emocional por default: la escena de la despedida en el tren, las miradas y frases cortas de los protagonistas por ejemplo, la música como fondo de un travelling o de un fade. Pero ¿qué creación artística no es desde un punto de vista un cliché? No vamos a pedir que alguien venga a inventar la pólvora...
La gracia está en ocupar esos artilugios a tu favor. De generar atención, tensión, emoción. Y este trabajo de Juan José Campanella, a gusto personal, lo logra absolutamente. La disfruté tanto, que quise verla en dos tandas, para que no se acabara tan pronto. Como los buenos libros que da pena terminar.
Y siempre es buen momento de ver buenas películas pendientes.

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