martes, septiembre 05, 2006

DesEscribiendo


Yo escribo. Nó sé ni cómo, ni cuánto, ni exactamente desde cuándo.
Es tan natural para mí, que estoy plenamente segura que todo el mundo lo hace casi con la misma naturalidad y frecuencia que yo. No le doy valor agregado a escribir, porque para mí es como hablar, caminar, tomar agua. Algo medio mecánico.
Desde cabra chica que me dio por escribir poemas. Estuve en quinto y sexto básico en un taller literario en el colegio; pero ya escribía desde antes. ¿Qué escribía y qué escribo? Escribía poemas a los pajaritos, cuentos de delfines y brujas. Ahora algo similar jajaja, pero algo más complejo y diversificado.
Mi computador tiene carpetas que esconden lo que escribo. Versos, relatos, minicuentos, rabias, penas, risas. De todo. Pero están ahí para acompañarme, no para salir. Si salen a la luz, se oxidan, me violan, me empeloto en público. Creo que el blog salió como una válvula de escape. Una válvula de seguridad para no explotar un día por tener tanto guardado.
Cuando estaba en el colegio escribí muchas cartas. Usábamos con mis amigas y amigos escribirnos cartas; sobretodo porque tenía amigos y amigas en otros cursos con los que no estaba todo el día, entonces nos contábamos cosas. Tengo todas esas cartas guardadas. Para mí son fuente histórica de la existencia de mis hermosas amistades de infancia y adolescencia.
También he escrito cartas a mis pololos. Muchas. Demasiadas me lamento a veces. Cartas de todo... que dicen mucho, que dicen nada, que delatan la necesidad de expresarse de cualquier forma para decir que se está feliz. O que se está o estuvo triste también.
Cada vez que me da por vomitar algo parecido a versos, prometo que no los voy a entregar. Pero hartas veces me piso la cola. Es que yo admiro a quienes publican sus poemas, porque para mí es como meter mi hígado o un riñón a un buzón. Me genera pánico. El mismo pánico que siento ahora cuando tengo que tirar un punto de vista en un documental. Me paraliza que el otro me vea.
Parezco extrovertida, pero es todo una farsa; tengo una timidez irremediable.
Pero no puedo parar de escribir. Puedo jurar y rejurar que no voy a entregar nunca más una carta ni un experimento de verso; puedo. Y puede que jamás lo cumpla. Pero creo que cuando pare de escribir es porque el asunto se puso realmente serio...

8 comentarios:

Pinkerton dijo...

Hola, bonito blog

Te invito al mio

http://elorbecontinuaalli.blogspot.com/

Hay café, licor, compañía grata, sin retórica superflua y buen ambiente

Nos vemos allí, besos

Barre dijo...

vagando por blogs se llegan a lugares bastante opacos y que no dan ganas de comentar pero al contrario se encuentran sitios agradables como este con esa confesion tan simple

te felicito porque tegusta escribir y no te lamentes de hacerlo es buen odejar registro de toda las cosas
pequeños testimonios que aunque se alejen de ti al menos son


saludos

camafeo dijo...

¿Y si soy de los pocos que han te han leído?
Puedo ser tambien el único.


Tu Pancho.

Logan dijo...

Pues aprovecha, que esto es lo anónimo que tu quieras... y aquí puedes crecer lo que quieras junto a otras personas...

Un saludo.

Pablo dijo...

Hola, ojalá que sigas dándole a la escritura, tal como en lo personal escribir también es parte de la rutina, leer a otros se ha convertido en un hábito, sobre todo cuando uno siente que hay un aporte.
Saludos,

Interpretando para Transformar dijo...

La primera vez que leí tu blog, fue cuando encontré una frase de Gabriel Salazar, si más no recuerdo del libro "Utopías"... desde ahí me he convertido en un lector empedernido de tu blog... es que tus escritos tienen el mérito tremedo de hablarnos muchas veces de lo sencillo, alcanzando profundidades tremendas... eres culpable y convicta del "delito" de escribir... ojalá no te pongas seria nunca... sería una perdida irreparable para tus sentidos y humildes lectores.

Pd: Gracias por tu posteo, me pareció interesante tu abucheo crítico a mi escrito... se agradece.

:: ritalin :: dijo...

Agh, a mi me encanta escribir. Pero como también es parte de mi pega, lo he dejado.
Ahora me fui a la parte oral. Le cuento cuentos a mis hijos -el segundo no cacha mucho, pero bueh-. Ahí han salido varias historias que por el lápiz -o teclado, perdón; odio mi letra- no salieron.

Vero dijo...

Me sentí tan identificada con este post Shidi!
Yo escribía tanto, todo el tiempo, en papelitos, partes de atrás de cuadernos, computador y en la cabeza también.
Voy a publicarte este post en TPropongo... está realmente inspirador.
Un abrazo
Vero