lunes, abril 14, 2008

Nazca

A Eli Morris la vi por primera vez hace unos seis años en la sala SCD de Bellavista, cuando lanzó su primer disco “Hacia Otro Mar”. Tenía el pelo largo, estaba extremadamente seria y sus canciones, que me pararon los pelos, parecían sacadas de un cuaderno de sinceras confesiones. La guitarra y otros instrumentos latinoamericanos la acompañaban, pero la esencia eran esas tres cosas: sus hermosas composiciones, su voz y su guitarra. La sala estaba llena, y ella estaba sorprendida de eso.

Luego la vi en varias ocasiones, acompañando a amigos y conocidos, de solista, de concursante (y ganadora) en Viña. Sus canciones fueron sembrándose en las voces e instrumentos de varias bandas universitarias, hasta de don Pedro Aznar, se prendó de “Décimas” y la incluyó en su repertorio.

El viernes al fin fue el lanzamiento de su segundo disco, titulado “Nazca”. Con un lindo diseño y arte en el disco material, y con sonidos y composiciones llenas de sonrisas, colores y novedades. La sala master estaba llena, una vez más, y Eli, una vez más también, estaba sorprendida y nerviosa por ello.

Ahora la acompañaban una numerosa banda donde percusiones varias, violín, contrabajo, fretlees, guitarras, tiple, cuatro, coros, traversa, entre otras, se mezclaron para contarnos por fin las nuevas composiciones de esta mujer talentosa.

Lo primero que puedo decir al respecto, es que me alegro mucho que haya salido del intimismo y timidez (que siempre conserva, gracias a dios, porque es parte de su encanto), para llenar de más ritmos sus letras y compartir la experiencia de ser madre. Porque el disco se llama Nazca, no sólo porque hace mención a estas líneas maravillosas propias de nuestra cultura latinoamericana, sino también al mundo que ha sido descubrir la vida junto a su pequeña hija.

La canción que abrió (y cerró) el concierto, "Esperanza y Yo", es un buen botón de muestra de su nueva propuesta: alegría, finos arreglos y cortes, y una letra que habla del milagro de hacer vida. Otros temas, como Noche de Cauquiles (hizo mención a estas especies de luciérnagas chilotas), me hicieron corroborar lo que ella misma dijo: cuando las letras no pueden decir más, los instrumentales lo dicen por uno. El silencio de la voz y la aleación de interpretaciones instrumentales, nos cuentan esas historias, esos ambientes, esas sensaciones, que las palabras de pronto, burdamente, no alcanzan a mostrar.

Hace tiempo que no asistía a un concierto así. Intimo y alegre. Lleno de nerviosismo y tensión por mostrar creaciones nuevas. Lleno de talento en la composición y la interpretación. Y sobretodo, lleno de la emoción de dedicarse a lo que uno más ama. En este caso, la música.

Ahora Eli tiene el pelo corto, mira más al público y conversa más. Y con su hermosa voz se atrevió a mostrarnos, en medio de sonrisas, que en la vida se debe, con pasión y con cariño, desarrollar el talento que se tiene. Y que cuando se quiere compartir de verdad, la sala siempre estará llena.

(Fotos robadas del facebook del Paulo, gracias! :P)

Más info:

Eli Morris
Parte del concierto en You Tube
Paulo Albornoz

4 comentarios:

Paulo Albornoz Lopez dijo...

ola, weno las fotos, no son mias son del elgueta, un amigo al que se las robe del facebook, jejeje

Emilia dijo...

Que bonito su post amiga....me hubiese gustado ir....buuu...pero estoy un poco lejos....

Eli dijo...

Qué lindo escribes.
Muchas gracias

Eli

Paty dijo...

Estoy completamente de acuerdo, fue un bellisimo concierto, los arreglos, los textos, fue un bello nacimiento.
un abrazo


Paty