jueves, mayo 28, 2009

Escuela Diplomática


Mi jefa, funcionaria de una prestigiosa Universidad, encontró que mis zapatillas, algunas de mis poleras escotadas, mi aro en la nariz y mis jeans, no eran tan prestigiosos. Entonces me lo hizo saber muy diplomáticamente con su blanca sonrisa, en mi evaluación pre-renovación de contrato. Con la misma diplomacia y también con mi blanca sonrisa, le recordé que con el invierno no habría más poleras escotadas, que podría disminuir el tamaño del aro de mi nariz, pero que mi sueldo no era, lamentablemente, tan prestigioso como la Universidad, por tanto con las zapatillas poco había que hacer. Sonriendo las dos firmamos la renovación del contrato.

Menos mal que no pienso con los zapatos.

2 comentarios:

Nati dijo...

unos sueldos super cristianos.

Daniel. Te invito a visitar http://eldeportero.wordpress.com dijo...

Le diste una muy buena razón para renovar el contrato y subirte el sueldo.
Saludos