Fueron cuatro largas semanas. Muy largas, pero la nada misma para todo lo que pasó. Paradojas. El hanta te mata en tres días. Fue un mes en que se cuentan mil exámenes, UTI, silencio, salas de espera y esperanza, lágrimas, risas, abrazos, agujas, olor a desinfectante hospitalario, camillas, flores, chocolates y mil cosas más. La Xime está afuera. Está en su casa descansando, reinconroporándose a la normalidad de la vida. No hay secuelas. Su cuerpo es una máquina de recuperación, y su lento caminar, algunos cuadros febriles y un parche en su pierna son lo único que queda rehabilitar en curaciones diarias y sesiones de kine. Pero no es nada. Su cuerpo en un momento sólo funcionó gracias a las máquinas (sí, esas que antes de acostumbrarme a la clínica me daban tanto pánico). Nos dijeron que tardaría más de un mes en recuperar su riñón; en una semana estaba sin diálisis. Nos dijeron que tardaría dos meses en caminar. Ya es capaz de subir una escalera. En poco tiempo más será la que siempre ha sido... Más pretenciosa que nunca y buscando washones por la vida.
Fue un susto grande; debe ser uno de los más grandes de mi vida. Pero ya todo pasó, y todos, sobretodo ella, aprendimos mucho en este mes, de espera, de esperanza... de celebración de la vida.
La quiero amiga, bienvenida a casa.
La quiero amiga, bienvenida a casa.
2 comentarios:
Shidi
Lei unos post en que hablabas de tu amiga, me conmovieron...
Asi que felicidades por la Buena Noticia...me impresionó ahora además leer que era un caso de Hanta...felicidades por la recuperacion de tu amiga...
me alegro, la sangre sirvio de algo.....
Salu2
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