martes, enero 29, 2008

Docurecomendations

La Shida está metiendo las cosas al bolso. Pero haré mi último comentario documentalístico antes de partir al norte como Run Run (snif (L)!).

El pasado miércoles fui a ver "El Cuarto de Vanda" (No Quarto da Vanda, 2000) de Pedro Costa, que repetirán el 30 y 31 en el festival cineuc, a las 19.00 hrs.
Le cuento que dura tres horas y tiene planos fijos de por lo menos cuatro minutos, así que es sólo para fanáticos del desmenuzamiento de encuadres, profundidad de campo, luz, foto y claro, del documental. Como le comenté a Gonzalo Maza en su blog, todavía, luego de haber visto el film en su estreno en Chile, lo tengo en período de digestión. Pero si a Ud. le gustan las cosas diferentes, no se arrepentirá.
Chris escribió una columna ayer en Artes y Letras, diciendo algo que me identificó plenamente:

"Es tan radical, tan bello, tan nuevo, tan bruto, que el espectador tiene que inventarse a sí mismo un modo de acercarse a sus películas, de negociar con ellas y obtener una apreciable cuota de goce y reflexión".
Últimamente el documental observacional, caracterizado por un ritmo pausado, con largos planos secuencia, donde por lo general las cosas entran y salen de cuadro con la naturalidad de quien mira por la cámara, y con la prácticamente nula intervención directa del realizador, está bien presente en el circuito.

Películas como "Ser y Tener" (Être et Avoir, 2002), del francés Nicolas Philibert, o “Tishe!” del ruso Viktor Kossakovsky (por nombrar dos de mis favoritas), han derribado prejuicios antiguos con la utilización de una mirada contemplativa en la realización documental.

Las nombradas son obras re-conocidas y re-premiadas también.

Chile tiene lo suyo con Torres Leiva (quien tuvo su homenaje este festival UC), y con otros realizadores jóvenes que apuestan por una recuperación y renovación de esta forma de hacer documental: más valor estético, reflexivo, más exigencia para el espectador.

Personalmente me gustan todos los nombrados anteriormente, y no recuerdo el caso particular de alguno que me haya hastiado como para pararme de la sala antes que terminara. Pero sí es cierto que DEBE haber un talento especial para quien se dedique a este tipo de documentales. Pedro Costa es un iluminado de la foto y de la sensibilidad para esperar que las cosas ocurran en cuadro. Es así como se captan las conversaciones que Vanda tiene, y cómo la repetición de sus sesiones de droga en el mismo cuarto, con una luz similar, dan esa sensación de encierro (además que la cámara no se mueve ni con un terremoto de lugar). Bueno y lo mismo con los otros ejemplos: no se trata sólo de un fino trabajo de montaje (que podría pensarse fácil, debido a la gran cantidad de toma sin cortes), sino de una agudeza de cómo, cuánto, y dónde mirar, y sobre todo, cuándo cortar.

Bueno. Y si esto le aburrió por completo, já!, entonces asista a la muestra de documentales al aire libre, en el frontis del MAC (30 enero-2 febrero), la que me da mucha pena perder, pero y si Ud. va y me la cuenta más abajo, me hará muy feliz.
Este año está dedicada al valor femenino, con afiche rosado y todo. ¡Porque este país, tiene guapas y talentosas realizadoras! Pinche el link para ver la programación.

Es gratis y dan rico café y galletas, así que vaya y luego me comenta más abajo.

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