
Llegó marzo, y con eso llegué de vuelta de mis vacaciones.
Setenta horas de bus en el cuerpo, despedidas, reencuentros, nuevas caras, viejas caras reencontradas, calor, frío, kilómetros, paseos, tardes de amor, mañanas de amor, noches de amor.
Visitas, regalos, agua, amigos, picadas de bichos extraños, tardes de juego, noches de ron, dolores de guata, horas de conversación.
Mucha comida, algunos libros, muchas revistas, bloqueador solar...
La esperanza de que este año sea un viaje lleno de las sorpresas. Como lo fue este lindo verano.
Hermoso verano.