domingo, diciembre 24, 2006

ShiGrinch


Oye, no es que yo sea el Grinch o tenga algún trauma infantil terrible con la Navidad. Para nada, de hecho mis recuerdos de Navidad cuando chica son excelentes: mucha familia, fiesta, regalos, ilusión, etc, etc. Esas cosas que los seres humanos necesitamos para seguir creyendo en la magia, en lo lindo de la vida y etc. Pero de un tiempo a esta parte los saludos de navidad no me gustan.
O sea, llegan a tu correo mails desde Sebastián Ferrer, hasta de Trabajando.com, deseándote Feliz Navidad... Y claro yo sé que si uno no es creyente, lo más lindo es compartir con tus seres queridos y ojalá invitar a una persona que esté sola a tu cena. Eso lo encuentro top. Pero eso de andar diciendo Feliz Navidad si eres un hijo de puta todo el año... me pone de mal humor.
Y debe ser que no soy católica que no creo en la redención jojojo.
Yo adoro la cena en mi casa con mi vieja y mis hermanos (porque nunca, entiéndase NUNCA en todo el año podemos sentarnos juntos todos a la mesa). Entonces es especial. Y me gusta que todos nos acordemos de que en este país el chancho está muy mal pelao, y vayamos a la calle, al Hogar de Cristo, o hagamos donaciones anónimas. Claro que me gusta. Pero fijensé que ayer, durante las compras, nos topamos con una amiga de mi mamá que trabaja en una de esas joyerías top top del barrio alto Santiagüino (si piensan en Joyerías Barón están mal enfocaos), y nos contó "hoy día vino una señora y se llevó en quince minutos 800 lucas en joyas. Y parece que recién se había puesto botox, porque venía media inmóvil e hinchada". O sea... no po, no es que el hijo de su Dios nació en un pesebre y la cacha de la espada???
Entonces mejor me quedo con mi cena familiar, y compartir con mi novio al día siguiente. Algo mucho más honesto y sincero que estar yendo a todas las misas con (por lo menos) 800 lucas colgadas encima.
Bueno, si Ud. cree que igual soy el Grinch, puede opinar más abajo. Le prometo que no iré a su casa a robar sus regalos.
Que tenga linda noche.

lunes, diciembre 11, 2006

10.12.06

Nunca descansarás en paz. Y ninguna calle llevará tu nombre. Y tu tumba deberá ser resguardada día y noche porque ni los fantasmas dejarán de rondarla. Y tu descendencia tuvo, tiene y tendrá la peor de las maldiciones: nunca será un orgullo llevar tu apellido, y nunca podrá estar unida como cualquiera de las nuestras.
Lástima que te llevaras tantos nombres y secretos al fuego que te consumirá. La vida sabrá recompensar tu silencio cobarde.
La vida sabia como es, dejó en manos de una mujer, víctima de tu veneno traidor, la decisión de que te vayas sin medio honor. Porque no lo mereces.

Y Chile algún día dejará de ser refugio del odio que se cultivó en tu nombre.

viernes, diciembre 01, 2006

Farnheit Shilensis


Estoy pal hoyo, como la gran mayoría a estas alturas del año; cansada, quemada, con amigdalitis, con dolor en el cachete porque me pincharon hoy en la mañana, etc, etc.
Pero no es eso lo que me convoca acá, no.
A pesar de todo lo anterior, no puedo dejar de expresar mi indignación ! Y me sumo a lo que dijo que mi querido Augusto: ¿Cómo es posible que personas que luchan por derechos, supuestamente progre y todo, se pongan a la altura más básica de militares limitados que en las peores épocas de pueblos como el nuestro quemaron torres de libros? ¿Cómo es posible que no le tomen el peso a que eso es patrimonio también de ellos, sus hijos, y de quienes pretenden defender? ¿Cómo no saben que muchos académicos arriesgaron sus vidas por esconder esos libros, para que llegaran finalmente a morir de la peor forma? ¡¿Por qué no hicieron sus barricadas con miles de Mercurios?! No deja de ser negligente tampoco que nosotros como país, no nos ocupemos de tener digitalizados este patrimonio... pero es que tampoco nadie se va a imaginar que alguien entrará a robar los libros para asesinarlos de la peor forma... Me sumo al abucheo público a estas personas que hicieron tamaño daño. Me sumo al dolor de perder nuestro patrimonio de manera tan absurda. Me sumo a la necesidad urgente de crear conciencia de lo importante que es proteger lo que tenemos, y que nuestros hijos tienen derecho a heredar.