
La idea de Grandes Chilenos, la encontré chora el año pasado cuando empezó. Voté y todo. Cuando apareció la publicidad este año, enfrentando a Gabriela Mistral con Violeta Parra, o Lautaro con Arturo Prat, me hizo pensar en lo anacrónica y poco acertada de ésta. Poner personas de contextos diferentes, de tiempos distintos, de habilidades desiguales, a competir por ser el más grande, me perdonarán lo grave, lo encuentro una falta de criterio. Porque todos son grandes. ¿Qué es eso de poner a competir a artistas con militares y a creadores con políticos? Peras con manzanas para mi gusto.
En fin.
A pesar de esto, reconozco muy bien que con la compra de los derechos de esta idea original de la BBC, tendremos el importante aporte de diez documentales, realizados y conducidos por chilenos, lo que resulta hasta generoso en una parrilla programática tan pobre de creaciones nacionales de calidad.
Lo que me causa más curiosidad ahora, es que Arturo Prat, aún sin haber sido emitido el capítulo de su docu-defensa, esté encabezando el ranking. Ok, esto puede ser tomado como un juego, y claro que es lindo jugar, pero igual no deja de ser reflejo de nuestra idiosincrasia al menos un par de cosas.
En primer lugar, que gran parte de los elegidos de una larga lista, hayan sido personajes con la historia truncada (tal vez de ahí su calidad de héroes no?). Es decir, Víctor Jara, Lautaro y Manuel Rodríguez, asesinados. Salvador Allende y Violeta Parra suicidados por su causa quebrada e incomprendida. Alberto Hurtado y Pablo Neruda muertos por enfermedad antes de los setenta años (aunque la obra de ellos estaba avanzada para su muerte).
Y en segundo lugar, me llama la atención que quien encabeza la lista sea un militar. Un marino que desde que tenemos uso de razón nos inculcan como héroe nacional. Nadie sabe muy bien por qué. Sólo está inscrito por osmosis en nuestras cabezas, que él es el héroe por decir al abordaje muchachos y lanzarse al barco enemigo, lo que le costó la vida. 21 de mayo día de la glorias navales, Chile rinde honores a sus héroes y blablablá.
Al chileno le gustan los militares (y le han enseñado a que le gusten). Y si no son militares, le gustan los que hablan fuerte y golpean la mesa; y aún se considera que la historia chilena tiene que ver con eso: con combates, militares, guerras y frentes. Y no es que esté ajeno. Chile es un país políticamente constituido, por lo que su historia militar es PARTE de la historia, pero no es LA historia. Entonces me pregunto por la baja votación de próceres como Violeta Parra o Gabriela Mistral. Mujeres, nuestras, creadoras y compiladoras de lo más importante de nuestra cultura nacional.
Pero no. La palabra héroe, o grande, todavía está en nuestro inconsciente colectivo guardada para esa historia sesgada que aprendimos durante años en las escuelas, colegios y liceos chilenos. Para esa historia llena de batallas que nunca entendí. Y que aún ahora, ejerciendo el oficio de historiadora, me cuesta comprender a cabalidad.
A un país no le sirven los bototos y la espada, si no tiene alma. Y ese alma, también puede ser heroíca, grande y prócer. Eso es algo que a veces, hace falta recordar.