
No entiendo los matrimonios. Es decir el rito matrimonial, y también la fiesta digamos. Y últimamente a mi entorno (el target me juega una mala pasada) le dio por casarse.
No soy católica ni cristiana, entonces el tema de la iglesia es un tema del que no me compete hablar.
Pero sí soy ciudadana, y encuentro tan fuerte meter la República dentro de tu casa, tus sábanas, decidiendo bajo las normas de un código, tu régimen conyugal, tu unión voluntaria. No sé, encuentro que son peras con manzanas a veces. Aunque suene de lo más jipi.
También me ponen nerviosa las fiestas matrimoniales. Encuentro que es tanto estrés. La liga, el ramo, el power point, la torta con cintas, el vals de los novios, palabras de buena crianza, el simulacro de un cuento de hadas, la invitación a primos que ni en el mismo matrimonio ves, el cotillón y la tía mayor bailando la mayonesa.
Suena medio amargado parece, pero a mí me encantan las fiestas. Adoro bailar por sobre muchas cosas en la vida. Pero tanto rito que no se siente, que se hace por hacer, lo encuentro un tanto absurdo.
Hace un par de semanas fui al matrimonio de una pareja de amigos. Y fue un matrimonio lindo. Muy de ellos. Hubo matrimonio civil, pero no iglesia, gesto de sinceridad que se agradece si en verdad nunca te ha interesado mucho la religión. Tampoco hubo vals, liga, cintas en la torta, ni power point. Y fue tan agradable. Una pareja de amigos que lleva diez años juntos y cuatro años bajo el mismo techo. La convivencia está probada, está claro que nadie te asegura nada, pero se conocen, han pasado muchas cosas juntos, buenas y malas, y su matrimonio nació de ese conocimiento y amor, no de convenciones sociales, que terminaron por dominar esa voluntad.
Igual estaba la tía medio loca bailando como quinceañera en la pista. Pero al menos no bailaba la mayonesa.
No voy a escupir al cielo en este post. Porque estoy enamorada, feliz y contenta con mi hombre, y uno no sabe las cosas que termina haciendo por amor jajajaja, pero no.
Me falta conocer Africa, Oceanía, China, el Medio Oriente. Me quedan un par de libros que escribir, un bosque entero que plantar, mil noches para dormir con mi novio, etc.
Que se case el resto, y que hayan muchos finales felices en las teleseries con matrimonios de ensueño. Aunque claramente el asunto lejos de terminar, recién comienza con un matrimonio.
pd: si ud. se casa pronto, por favor reconsidere la necesidad de un vals mal bailado y un power point en un proyector recalentado. Sus invitados lo agradecerán, y tal vez Ud. también.