
En la espaciosa grandeza (y a veces impotencia) de la cesantía que me tiene haciendocosasparalasquenoteníatiempo, me acordé que hace mucho que no escucho música. O sea. La escucho todo el día. Escucho radio muchas horas al día. En los trayectos siempre voy enchufada al ipod, y por internet siempre estoy escuchando algo. Pero el amante ha pasado a ser casi ambiental. Y declaro mi mea culpa ante ello. Sobretodo por un asunto bien egótico: la experiencia de la música no puede compararse con nada. Y me asusté hoy mientras pensaba en la ducha, que llevaba demasiado tiempo sin pegarme con ninguna banda, con ninguna canción, con ningún disco que me volara la cabeza. Y lo necesito. Toi con síndrome de abstinencia musical, y no sé cómo he podido vivir tantos meses sin cantar, cabecear, bailar. Antes se me iba la mitad de mi plata yendo a conciertos. Ahora no me acuerdo cuándo fue la última vez que fui a uno. Mal.
Me está faltando rock, y algo hay q hacer por ello. Eso.