viernes, diciembre 23, 2011
Chapiteau
martes, diciembre 20, 2011
Teillier
"Tú que de la nada sabes más que los muertos”,
de Jorge Teillier
Tú que temblabas sobre el papel en blanco
Acuérdate de mí que ya no llevo archivos.
Acuérdate de mí que ya no llevo archivos
Ni me conmueven estas líneas que escribo
Ni el vuelo de las golondrinas cada vez más oscuro
Y que no cambiaría por un oro invencible.
Tú que tiemblas sobre el papel en blanco
Acuérdate de mí que escribo cuando me da la gana
Y que no he renegado de una sola palabra
Y no espero oír el canto de los Tripulantes.
He encontrado la nada en unos brazos desnudos
He encontrado la nada en el llanto de un recién nacido
He encontrado la nada en flippers y museos
“Tú que de la nada sabes más que los muertos”.
domingo, diciembre 04, 2011
Recuento
jueves, noviembre 24, 2011
Garabato
lunes, noviembre 14, 2011
Material Love (pero del bueno)
martes, octubre 18, 2011
jueves, septiembre 22, 2011
Conjugación
lunes, septiembre 12, 2011
Domingo
viernes, septiembre 09, 2011
Empatía
viernes, septiembre 02, 2011
Punto Aparte. José.

Un viaje a la semilla. Con las manos enjugadas en pintura.
La historia manchada en la piel.
La sangre cableada entre océanos.
Un retorno al motor que pone a andar un día. Un año. Una vida.
Un sueño amasado a diario. Sin descanso. Aún en el blanco.
Un rito de pasión eterno. Hasta la eternidad de flotar como en sueños.
Sin despertar nunca más.
Trazos rojos, negros, blancos, azules.
Una escoba sirve para pintar.
Lo importante es nunca, (pero nunca),
Dejar de alzar los ojos al cielo.
E imaginar. Desear. Soñar. Creer. Llorar.
domingo, agosto 28, 2011
Guest
sábado, agosto 20, 2011
Siempre Demasiado Don Raúl
domingo, julio 31, 2011
Violeta Volvió de los Cielos
(Comentario a la película de Andrés Wood, Violeta se Fue a los Cielos. También publicado en R7A, Revista Séptimo Arte)
A Violeta Parra no hay que presentarla. Deben ser muy pocos los chilenos, y también extranjeros interesados en la música y la cultura lationamericana, a los que su nombre, al menos, no les suene. Deben ser pocos también los que no tienen algún tipo de opinión sobre ella. Opinión que puede ir desde el máximo cliché (positivo o negativo), hasta el sentimiento de una conexión personal y profunda, con su vida y obra.
Estos últimos, han sido los años en que la sociedad chilena ha removido sus añosas vigas centenarias: tuvimos por primera vez una mujer presidenta, una revolución pingüina, un terremoto, y un actual despertar ciudadano en las calles. Y el arte no se ha quedado atrás. Han surgido películas documentales y ficciones que han ido retratando los cambios que Chile está viviendo como sociedad en los últimos diez o quince años.
La figura de Violeta Parra en el cine era una deuda pendiente hace mucho tiempo (sobre todo en el cine de ficción). Y es quizás esa no-necesidad de presentación, esa calidad de mujer-mito (casi fundacional en nuestra cultura actual), lo que ha jugado en contra de su representación cinematográfica.
Competir con la potente imagen de sus entrevistas, reutilizadas en gran cantidad de documentales y programas de televisión, parecía una tarea prácticamente imposible de realizar. Pero el tiempo pasa, y Andrés Wood, luego de años de trabajo, decidió enfrentarse con este mito- matriarcal-fundacional para la cultura chilena y latinoamericana. Y decidió enfrentarse con las armas que mejor conoce y que ha cultivado en su carrera de cineasta: la enunciación, la poética sutil de la imagen, la fortaleza de la música como discurso; la incidencia definitiva de la emoción.
Andrés Wood, desde su primer largometraje Historias de Fútbol, estrenado en 1997, pasando por la reconocida El Desquite (1999), o la menos conocida La Fiebre del Loco, hasta llegar a Machuca
(2004), La Buena Vida (2009) o su más reciente incursión en televisión con la serie Los Ochenta, ha trabajado con este particular sello, enfrentándose a los grandes o pequeños mitos-hitos, que constituyen el corazón de nuestra identidad reciente. Si bien es cierto y sabido que el cine es una tarea colectiva, en que técnicos(as), actores, actrices, artistas, guionistas, montajistas y todo el gran equipo que se reúne en favor de una creación, la labor del director o directora, de aglutinar todos esos esfuerzos bajo una mirada, deja y debe dejar un rastro autoral innegable.
Violeta se fue a los Cielos es el desafío de retratar esta madre rabiosa, creadora y apasionada, que esta tierra vio parir con dolor. El mismo dolor que la hizo apretar el gatillo en un silencio escalofriante. El desafío no resulta menor: no hay mayores fuentes directas que sus canciones, algunas entrevistas (como la que aparece reconstituida en la película), una personalidad difícil, y recopilaciones que le inspiraron su andar por los campos chilenos. Eso, a pesar de la multiplicidad de libros y estudios que se han llevado a cabo en su nombre, incluyendo una importante ancla para esta realización: el libro de su hijo Ángel.
La película es también el esfuerzo de hacer que quien no la conoce, o no sabe de ella lo suficiente, se entere mediante un relato paralelo, en donde se intercalan historia y emoción, poesía, canto, valentía, sufrimiento, paisajes, y una actuación desbordante de su protagonista, de quién fue finalmente esta mujer mítica e incomparable, de la que todos, muchas veces con el miedo de no conocerla suficiente, escuchamos, repetimos y hablamos.
Violeta se fue de este mundo hace más de cuarenta años. Y no lo parece, porque su discurso sigue en el aire resonando como el mejor de los clásicos. Su hijo Ángel dijo que Violeta se Fue a Los Cielos, y Andrés Wood hace el mejor de los intentos, por traerla de vuelta, para recordarla, homenajearla, y volvernos a encontrar con su figura poética, de mujer fuerte e inspiradora.
Aquí su página web. Desde el 11 de agosto en los mejores cines.
jueves, julio 21, 2011
Luna en Aries
viernes, junio 24, 2011
Joris Ivens en Chile: El Documental Entre la Poesía y la Crítica*

Y ganamos.

domingo, junio 05, 2011
La Dictadura del No Femenino
martes, mayo 17, 2011
Todavía Tengo Veinte: Mi Primer Contorno de Ojos

jueves, mayo 12, 2011
sábado, mayo 07, 2011
El Secreto de Sus Ojos
miércoles, abril 27, 2011
Rojas
miércoles, abril 20, 2011
Mujer Fría
viernes, abril 15, 2011
viernes, abril 01, 2011
Un Post Viejo
Y lo leí. Guá. Y me di cuenta que este blog va a cumplir 6 años. Hablando, literalmente de todo. De puro grafómana e hipercomunicativa que es una no más. Y ha sobrevivido ahora que el blog ya no está de moda. Que a nadie le interesa mucho leer cosas que incluyan más de 140 caracteres (hago mi mea culpa al respecto tb). Pero estoico, y con poca creatividad en plantillas, creación de HTML o de inclusión de páginas, tags, banners ni parafernalias tecnos; aquí está El Blog de Shidi todavía. Y eso me gusta. Como me están gustando tantas cosas últimamente.
Mi vida está linda, y si usted pasa por aquí, eso tb me hace muy feliz. Salud !
sábado, marzo 19, 2011
Moretón

El más grande fue en el brazo izquierdo, entre el codo y el hombro, un lugar difícil de esconder cuando durante el día la temperatura llega a 30ºC.
Asumido el accidente, y habiendo puesto hielo las primeras doce horas, el moretón ha crecido, se ha expandido y ha ido cambiando de color. Casi una transformación poética, considerando que ya no me duele lo que dolía los primeros días, y que si no fuera por un factor, no me acordaría que el moretón está ahí.
En mi trabajo, en el metro, en la calle, con los amigos, es imposible que no comenten mi moretón. Los más cercanos me preguntan qué me pasó, los desconocidos miran con sorpresa y algunos, no pocos, con compasión. Debo decir que en el brazo contrario, tenía también algunas marcas, que, para mentes sensibles, era posible imaginar perfectamente el chilenamente llamado zamarreo.
Frente a toda esta experiencia sociológica que ha sido cargar con este moretón durante una semana (él no tiene mucha intención de borrarse todavía), ayer, mientras una mujer miraba con una concentración brutal mi herida, pensé en quienes de verdad deben ocultar heridas, tal vez, mucho peores que ésta, por causa de la violencia que su pareja ha ejercido contra ella. Un sólo pensamiento sobre eso, y me inundó una angustia inclasificable. Porque una mujer maltratada físicamente no sólo debe cargar con el dolor de heridas físicas, o las palabras-cuchillos, producto de la violencia psicológica que deben repetirse una y otra vez en su mente. Sino que también seguramente debe intentar, por todos los medios, de esconder las heridas de ambas cosas. No imagino una mujer maltratada, orgullosa de exhibir sus heridas.
Vuelvo a pensar en esa mujer, de cualquier edad, condición social o nacionalidad, y pienso también en todos quienes sueltamente la juzgamos de tonta, de sometida, de tener poco carácter. Incluso sabiendo que es una víctima.
Ha pasado una semana y el moretón ha ido de negro a verde, y de verde a amarillo. El mío se borrará, y la rueda pinchada la reparé el mismo día.
Pienso en la fortuna infinita de mi indiferencia a las miradas de la gente en la calle. Porque sé que mi moretón se borrará, porque sé que fue producto de un accidente real, y no de un maltrato disfrazado de accidente, para esconder uno de los mayores dolores que una persona puede tener.
miércoles, marzo 16, 2011
Si Ha de Triunfar el Fuego Sobre la Forma Fría

descifraré a María, hija del fuego;
la elegancia del fuego, el ánimo del fuego,
el esplendor, el éxtasis del fuego.
Fuego que cierta noche fue fauna y flora frágil
entre mis brazos. Fuego corporal y divino.
Animal fabuloso. Sagrado. Desangrado.
Novia. Animal gustado noche a noche, y dormido
dentro de mi animal, también dormido,
hasta verla caer como una estrella.
Como una estrella nueve meses fijos
parada, estremecida, muelle, blanca.
Atada al aire por un hilo.
Por un hilo estelar de fuego arrebatado
a los dioses, a tres mil metros fríos
sobre la línea muerta del Pacífico.
Allí la cordillera estaba viva,
y María era allí la cordillera
de los Andes, y el aire era María.
Y el sol era María, y el placer,
la teoría del conocimiento,
y los volcanes de la poesía.
Mujer de fuego. Visible mujer.
Siempre serás aquel paraje eterno.
La cordillera y el mar, por nacer.
La catástrofe viva del silencio.
De "La vuelta al mundo"
En Antología de aire (Santiago, Fondo de Cultura Económica, 1991)
lunes, marzo 14, 2011
miércoles, marzo 09, 2011
De Luto

Contactando amigos para informarles de la triste noticia, caí en la cuenta que, debido a mi oficio y afinidades, tengo que recordar que grandes amigos, maestros y personas que quiero mucho, me sobrepasan en bastantes años. Y estamos claros que yo un día me iré de este mundo , más temprano que tarde, pero el curso medianamente normal de los acontecimientos, dice que ellos partirán antes que yo. Y me cuesta. No quiero ni pensarlo. Porque los viejos (en el modo más cariñoso del término) que tengo en mi corazón, son viejos y viejas increíbles. Generosos con sus conocimientos, sus andanzas, sus historias de vida, de dolor, de lucha; personas sencillas a quienes les sigue brillando el rostro cuando recuerdan su juventud y siguen haciendo su oficio como si fuera el último día de sus vidas. Con la pasión y serenidad de un maestro.
Tengo mucha pena por la partida de Böker. También la tuve por la de Gustavo Becerra. Dos señores que no alcanzaron a ver publicado, un humilde trabajo que esta jovenzuela realizó junto a su profesora de cine, y que intenta hacerle honor a una generación llena de sueños e ideales, que se jugó el todo por el todo, y que a veces recuerdan sonriendo por la inocencia y pureza de su fuerza de entonces.
Cuando Gonzalo Millán se fue, hice este post.
Ahora tengo la misma sensación. Una tristeza grande por la pérdida de alguien especial, pero la felicidad y el agradecimiento de haberme topado un par de veces con él, para oir sus historias, conocer su lugar; recibir la mejor de las caras que tenemos como seres humanos: la bondad, la experiencia y la generosidad de quien viene de vuelta.
Un salud por Böker entonces.
martes, marzo 08, 2011
8 de Marzo

Como regalo sorpresa, me encontré hoy con este post, escrito por Vinka Jackson. Me hicieron tanto sentido sus párrafos. La descariturización de la mujer: ni histéricas, ni princesas desvalidas; ni madres universales, ni locas descarriadas; ni muy putas, ni muy santas al fin y al cabo. Humanas.
Humanas a las que en la historia de esta humanidad, nos ha tocado duro. Recuerdo lo orgullosa de mi abuela cuando me contó la primera vez que pudo votar. Aún habiéndola perdido a los 14 años, su vida y su historia, siguen siendo un libro que me siento a repasar cuando la vida se pone cuesta arriba. Ella parió y crió doce hijos, trabajó de secretaria parroquial (con una fe que a veces envidio tener), terminó cuarto medio después de los cincuenta, venció su temor a nadar después de esa edad (ejerciendo después como instructora de natación para la tercera edad). Aprendió a tocar guitarra, recibiendo clases de uno de sus hijos (haciéndome creer involuntariamente, que las canciones de Violeta Parra que cantaba, le pertenecían). Y antes de morir, se ocupó de comprar su tumba en su natal San Antonio, de ordenar cada papel de sus 12 hijos, y de despedirse de su amiga de toda la vida.
Ahora que personalmente me encuentro en el quiebre del cuarto septenio, (o el comienzo del quinto, para ser más esperanzadora), el tema de y ahora qué, tal como lo plantea Vinka en su columna, es UN TEMA.
Ser la mejor profesional que puedo ser. Eso lo tengo claro desde que recuerdo haber comenzado a vivir. Seguro que es una herencia familiar, donde mi abuela tiene mucho que ver. Pero en medio hay toda una sociedad preguntando: ¿y la familia? ¿y los hijos? ¿y la pareja? y ¿el pinche reloj biológico? ¿y el éxito? ¿y cuándo vas a sentar cabeza? (dice preocupado mi padre a los 81 años) ¿y, y, y? Y es fácil decir "Deja de escuchar las presiones sociales y dedícate a hacer lo que tú quieres ser". Suena bastante más fácil que la lucha diaria que se debe llevar con esto de ser una mujer completa e integral. Una "Multimujer" según dice imbécilmente una publicidad que odio. No digo que los hombres no tengan que luchar con estereotipos también (no creo que tener que cumplir con el rol de macho proveedor sea más fácil y tranquilo que lo que nos toca a nosotras). Pero a mí me tocó ser mujer. Y en esta edad es donde el reloj comienza a correr; e independientemente de las presiones sociales, no dejo de preguntarme una pregunta fácil de hacer, pero no sé si tan fácil de responder: ¿Qué mujer quiero ser?
sábado, febrero 26, 2011
Crónica, Un Año Después

Mi amiga vive en Londres, por tanto dije "bueno, qué tan cierta es la info, estos gringos le ponen color a veces, y en Chile pasa temblando". Leí, visité otros portales de noticias y corroboré la info: 8,8 richter. Carajo. Parece que era grave.
Al instante pude comunicarme por skype con mi familia en Chile. Todos estaban bien. Mi mamá asustada me decía que todo estaba bien. Que mi hermana, con cuatro meses de embarazo, estaba un poco nerviosa, pero que la casa y todos (incluyendo mi hermano que estaba en el sur), estaban bien.
Me pasé todo el fin de semana viendo y oyendo noticias sobre Chile. Comenzó a darme angustia, tristeza, nostalgia. Todas esas cosas que vienen cuando se está lejos. Todavía tenía el dolor grande de no haber podido votar como chilena ciudadana que soy. Dolor redoblado por ver que un personaje como Piñera, figuraba como presidente electo de mi país. Cuando la angustia llegó al llanto, por ver reportajes espantosos en zonas como Dichato, Iloca o Duao, consideré que era hora de salir y cortar la transmisión vía internet. En Paris era invierno, afuera caía nieve, mi pareja estaba de viaje en España, y yo viendo tal nivel de desastre, era multiplicar el terremoto en mi interior exponencialmente.
En Francia eran las vacaciones de invierno, por lo que el lunes siguiente al terremoto, yo visitaría a esta misma amiga que publicó la nota de la BBC, en Londres por una semana. Cuando llegué, era el momento de la Teletón que se hizo para ayudar a los damnificados. Me encontré que ella tenía la misma angustia que tuve mirando por internet las noticias. La misma que encontré en otras amigas chilenas de Paris cuando nos juntamos allá.
El lunes, antes de partir a Londres, asistí a clases en la Universidad. Al leer el diario gratuito del metro vi en los titulares sobre el terremoto en Chile. Una nota a página completa que me hizo llorar la mitad del viaje. Llegando a clases el profesor, Nicolás Philibert, me preguntó si todo estaba bien en mi familia. Lloré de nuevo.
Tenía la rara, tonta y extraña sensación que estaba traicionando a todos por estar en Paris. Aunque mi familia estuviera bien, aunque todas las personas que conozco sólo tuvieron daños menores. Aunque no fuera culpa de nadie que terremoteara, y que yo estuviera al otro lado del Atlántico.
Recordé el dolor de tanto exiliado chileno, que vio cómo su país se terremoteó humana, política, económica y moralmente, durante 17 años. Lo mío era una astilla al lado de eso.
Eso hacía yo el 27F del 2010. De regreso a SCL, he podido darme cuenta, que no hay carrete o junta en que no se termine hablando de qué estabas haciendo para ese momento.
Ahora estoy en Chile, y he visto cómo la reconstrucción ha sido más un plan de marketing y pelea política, que un proyecto país en serio. Me causa pena y rabia pensar que las instituciones comerciales y bancarias fueron más protegidas, que esa familia a la cual se le derrumbó el condominio, y tendrá que seguir pagando dividendos por 25 años más.
Tengo la sensación que el terremoto abrió las grietas, para dejar entrever lo mal que lo estamos haciendo como sociedad. Y estoy segura de las buenas intenciones de muchos. Pero convengamos que la reciente defensa corporativa a JVR, no hace más que delatar que se ha intentado estucar una grieta profunda, que no resiste ni el más mínimo movimiento telúrico.
jueves, febrero 24, 2011
martes, febrero 22, 2011
De Abusos y Abusadores
Mi vieja trabajó casi veinte años en un banco. Un banco que era de capitales chilenos (descendientes árabes), y que con los años pasó a ser una transaccional española. El año pasado la despidieron, aduciendo, por supuesto, que el error había sido de ella, y que por tanto le ofrecían dos opciones: renunciar, o acogerse a un despido con causal "falta en las obligaciones del trabajador". Cero opción de su merecida indemnización. Estos veinte años, se sacó la cresta por hacer bien la pega, se enfermó, se angustió y agachó el moño cuando por participar en una huelga, la enviaron castigada a una sucursal en Maipú (muy, muy lejos de nuestra casa). Todo eso lo vi mientras crecí, y la vi sacarse la mugre por hacer bien el trabajo, perfeccionarse y recibir el sueldo que nos permitió a sus hijos estudiar y tener una profesión.
Me contó que se ha encontrado con compañeros de su antiguo trabajo en el banco. Una está con afasia por estrés. Otro venía saliendo de la clínica por un infarto; provocado seguramente por un estilo de vida nada saludable, ni apacible. La escucho y le duele que la hayan despedido; y de esa forma. A quién no. A nadie le gusta que lo despidan de su trabajo. Pero también siento en sus palabras el alivio de salirse de esa máquina de moler carne.
Hace unos días Tomás Mosciatti, en su comentario en CNN, habló de la cantidad de abusos y abusadores que existen actualmente en nuestra sociedad, en nuestro país. Esto a propósito de la decisión del tribunal eclesiástico de declarar culpable de abusos sexuales a Karadima. Y lo vi linkeado en fcbk y re-retuiteado hartas veces. Todos estamos hartos de esto. De que las AFP jueguen con nuestra plata, sin saber nada. Que nos suban el plan de Isapre en un porcentaje indecente. Que una intendenta mienta descaradamente, para luego hacer como si nada hubiera pasado. De estudiar carreras caras, para ganar un sueldo ridículamente bajo. Mosciatti, tiene toda la razón: este sistema es imposible de soportar.
En Egipto, Libia, Marruecos, y los países de esa zona que nos parece tan lejana, están cayendo dictaduras que llevan décadas. ¿Cuánto nos falta a nosotros para desafiar esta República que sólo puede llamarse Democracia, porque tenemos derecho de asistir a una urna? Porque me perdonarán, pero una sociedad donde cruzas los dedos para que tu hijo no enferme, porque no tendrás dinero para que se atienda, de Democracia; nada.
Mi mamá encontró un nuevo trabajo (una vuelta de mano, considerando que supera los cincuenta años). Gana la mitad. Pero la veo más tranquila.
No tengo conclusión para cerrar este post. Porque no es posible visualizarla. Porque tal vez no alcance a ser nuestra generación la que pueda ver caer las torres del exitismo y la avaricia. Pero no está lejos creo. Citando a Eric Hobsbawm: es el precio porque nos tocó vivir una época interesante…