En total, debo llevar unos tres años viviendo fuera de
Chile. Contrario a lo que se
piensa, vivir fuera del territorio en el cual naciste, creciste y te formaste
como persona y profesional, no significa olvidarse del país; sino incluso,
puede significar lo contrario.
Y no estoy hablando de la nostalgia, que según un amigo, con el cual en parte
concuerdo, no sirve de nada. Estoy
hablando que cuando vives fuera de tu país, sobretodo en ciudades
multiculturales como la que vivo, estás todo el tiempo obligado a replantearte
una y otra vez sobre tu identidad y nacionalidad.
Con la distancia y el conocimiento de otras culturas, otros climas, otras
personas y maneras de ver el mundo, rápidamente comienzas a construir una
identidad a partir de la diferencia: “Este piensa así, muy diferente a como en
Chile se actúa o piensa”. También
hay maneras más directas de reflexionar sobre tu país, como cuando alguien que
no lo conoce, te pregunta cómo es, dónde queda, cómo son las personas que viven
ahí. Explicar de dónde vienes, es
constantemente un ejercicio de fade in
y fade out. Debes esforzarte por establecer
categorías que los otros puedan comprender, e intentar también que esas
categorías no caigan en un cliché vacío de sentido. Inevitablemente terminas diciendo “tienes que ir un día para
conocerlo”. Y todo el mundo quiere
ir. Siente curiosidad. Plantea un desafío por lo caro, lo
lejos, y lo mítico de sus paisajes.
Otra reflexión que surge cuando te alejas un poco del lugar de
donde siempre viviste, es que en todas
partes se cuecen habas. La
desigualdad, la lucha por vivir mejor, la búsqueda de un trabajo con un sueldo
digno, por adquirir mejores conocimientos, por encontrar el bienestar, es un
deseo humano transversal –y por obvio que suene- vital para cualquier ser humano;
venga de donde venga.
Hace unos días en Chile fueron las elecciones primarias para
escoger el candidato que representará cada coalición (uno de derecha, otro de
centro-izquierda). Miles de
chilenos que seguimos de cerca las noticias diariamente, que nos interesa lo
que pasa en el país, porque en algún momento nos planteamos volver, o
simplemente porque ser chilenos es parte de nuestro ser en este mundo –es la
lengua que hablamos, la comida que comemos, la identidad que nos define,
nuestro territorio de afectos, etc-, no pudimos votar. Como no hemos podido votar en ninguna
de las elecciones anteriores.
Parece inaceptable que a estas alturas, con la cultura
cívica y la tradición republicana que ha tenido Chile durante su historia
independiente –salvo excepciones, claro-, hemos llegado a pasar una década del
siglo XXI sin tener voto de chilenos en el extranjero. Más aún en este mundo móvil, global y
migrante que nos ha tocado vivir hoy en día. Chile y los chilenos merecemos el respeto de este
derecho. No sólo porque así lo
dicta nuestra Constitución Política, sino también porque cada chileno que vive
fuera de su territorio, es un brazo que une el país con un mundo que
geográficamente está lejos. Cada
chileno interesado en votar a sus representantes, es también un representante
en el mundo. Cuando en una reunión
conoces a una persona que viene de los Balcanes o de la República
Centroafricana, y le cuentas que vienes de Chile, un país que parece tan lejos
como a ti el de ellos, tu cara se ubica geográficamente en su mapa. En ese momento, para ellos, tú eres
Chile. Como hablas, lo que
dices. Es probable que no se
acuerden de tu nombre, pero cuenten en otra ocasión “ah sí, una vez conocí a
una chica chilena”.
En un foro respecto a la discusión del voto de chilenos
residentes en el extranjero, leí un comentario que decía que si “tanto nos
importara Chile, estaríamos ahí, y no viviendo fuera”. Y entonces ahí es cuando uno menea la
cabeza e intenta hacer entender que si uno salió es porque fue en busca de
mejores horizontes, no pocas veces, para regresar a fortalecer nuestra
democracia y nuestro crecimiento como sociedad latinoamericana que somos. Ese tipo de comentarios me retrotrae al
lamentable prejuicio del exilio dorado
con el que debieron luchar quienes salieron de Chile durante los años de la
dictadura.
Chile es un país acogedor, es la casa. Vivir fuera tampoco es un paraíso. Aunque tengas trabajo, beca, amigos, y
logres formar un territorio de afectos.
Quien afirma que los chilenos que vivimos fuera, hemos abandonado el país,
y por ello no tenemos derecho ni a voz ni a voto, les invito a viajar. A tomar aire. A vivir unos meses fuera, donde nadie habla tu lengua, ni
come pan con palta al desayuno, ni toma
once. Lo invito a adaptarse a una
realidad distinta, y así poder descubrir cuán chileno realmente se puede uno
sentir, cuando se vive lejos del territorio que lo vio nacer. Sin chovinismos, pero tampoco sin
resentimientos.
8 comentarios:
Te felicito por tu reflexión, me identifico plenamente, un abrazo
Entiendo absolutamente lo que dices, viví dos años fuera, ahora tengo dos hijas en el extranjero, es mas a una la llamaron vocal de mesa si no justificaba (lo que hizo por correo en la notaria que correspondía), de no hacerlo arriesgaba ser sancionada con una multa, es tan aberrante y no pudo votar.
Espero para Nov. esto ya este solucionado....
Excelente tu trabajo, voy a compartirlo desde mi FB e indicarlo cuantas veces sea necesario. Nuestros connacionales y nuestras "autoridades" DEBEN, de una vez por todas, sacarse de la cabeza más de 1 siglo de discriminación e incongruencia.
Me identifico plenamente con lo que has escrito, con tu reflexión, cada día que pasa añoro volver, pero quisiera ver a mi país mejor, cosa de no arrepentirme luego por dicha decisión tomada.
Coincido contigo. Vivir fuera de Chile es ampliar el horizonte y volcarse a ver a tu país con ojos distintos. Pero no es olvidarse, ni dejar de pensar en el país. Muchas veces es lo contrario, juntarse a recordar e intentar mejorar las desigualdades que se hacen evidentes al observar lo que sucede en el nuevo contexto. Muchas gracias por el artículo.
sabes comparto contigo muchisimas cosas de las q hablas en el articulo, ya llevo 6 anios en estados unidos y es realmente dificil aprender a vivir sin familia ni amigos, llegamos mi hermano y yo, en ese tiempo 17 y 21 respectivamente, sin amigos, sin familia, sin muchas cosas q en algun momento la veiamos insignificantes en chile, pero solos valia oro, como una botella de pisco x ejemplo! hahaha pero aunke yo tb viva fuera del territorio nacional, al igual q tu, y me dan muchas ganas de poder dar mi voto; No encuentro q sea justo dar mi opion politica sin estar viviendo en chile, sin estar sintiendo lo q significa mi voto, mi opinion, mi deseo; realmente nuestro voto, chilenos en el extranjero, podria decidir kien es el siguiente presidente, pero te pregunto, xq tomarnos atrubuciones q no nos corresponden, solo x el hecho q ese presidente o presidenta cambie alguna estupidez en su mandato, y nosotros no vamos a tener q pagar mas o menos en el peaje, ni tampoco soportar las termoelectricas, ni tampoco los cambios de la inflacion ni del ipc... x eso digo aunke yo me creo mas chileno q nunka y q me tengan identificado no solo x mi nombre sino x "el chileno", creo q no es justo q si nosotros no sufrimos o gozamos de los veneficios o maldiciones como el transantiago, no tenemos q dar nuestra opinion hasta q las vivamos en carne propia! bueno es mi humilde opinion... y aunke sea un derecho el voto deberia seguir como esta a los chilenos recidentes! yo vivo en un lugar donde no puedo elegir kien me gobierna ni kien me puede dar mas facilidades legales y me da mucha rabia... imaginate como se sentiria si alguien q no vive en chile decide x ellos! hay q pensar las cosas dos veces!
Si bien no he nacido en Chile, he pasado mucho tiempo en dicho país y por eso el hecho de no estar hace muchos años allí, me vincula mucho mas con el mencionado país. Si puedo conseguir promociones en pasajes espero poder disfrutar de regresar a la tierra en la que pase grandes momentos
El hecho es que los ciudadanos chilenos en el exterior son un misterio para la clase política chilena. Por tanto, el proyecto de ley de las senadoras Alvear y Allende y algunos senadores de RN, busca restringir su voto a sólo las elecciones presidenciales y plebiscitos nacionales donde el peso del voto desde el extranjero sería mínimo. En cambio, dada la concentración de chilenos en el extranjero en algunos distritos electorales importantes como los de Santiago y algunas provincias, su voto podría tener un peso decisivo en las parlamentarias independientemente de su heterogeneidad política. Este es el motivo por el cual el proyecto en cuestión busca excluir a los ciudadanos en el exterior de tales elecciones. En otros términos, la clase política parlamentaria no quiere someterse al juicio de los chilenos en el extranjero, un electorado desconocido para ella. A esto, por supuesto, se agrega la UDI que busca imponer más trabas, pero no es la única fuerza parlamentaria que lo está haciendo. Otras lo hacen mostrando simpatías por la causa, como las senadoras Alvear y Allende, por ejemplo, mientras a la vez pretenden imponer restricciones. Para mayor información, véase el siguiente sitio ciudadano:
https://www.facebook.com/groups/Por.el.voto.chileno.desde.el.extranjero/
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